Dr. Gustavo Zerbino
Sobreviviente de la historia de amor, solidaridad, amistad y vocación de los Andes
“Buscamos satisfacer necesidades del mundo exterior y cuando más logramos poder, mejorar la parte económica y material, más vacío es el interior, que no se llena con nada, por eso, la insatisfacción de la gente hoy es permanente”. Gustavo Zerbino
Vivir, permite construir momentos y conocer personas que inspiran, de quienes puedes aprender que a la vida hay que vivirla, agradecerla y disfrutarla con pasión. Gustavo Zerbino, una persona feliz que agradece todos los días por estar vivo y caminar por la vida con la misión de “aprender, darse cuenta y compartir con la gente y la familia, porque la vida es para celebrar, para aprender”.
Vinculado a la industria farmacéutica desde hace 40 años, trabaja en temas relacionados con el comportamiento humano, comenta que en sus conferencias el objetivo es lograr que la gente se conecte con su máximo potencial, físico, mental, espiritual y emocional.
Gustavo, un sobreviviente del milagro de los Andes, en su visita al Ecuador invitado por Roemmers, nos exhorta a “transformar los problemas en oportunidades, a practicar la aceptación, porque las cosas que ocurren en la vida no son malas o buenas, son hechos”. Edifarm, conversó con este excepcional ser humano que día a día vive alegremente.
Lo ocurrido en los Andes motivó a que trabaje con el comportamiento humano ¿Cómo inició ese proceso?
Yo no sé cómo empezó, me fui a los 19 años y a nadie le importaba lo que hacia, nos dieron por muertos, nos abandonaron; tres meses después volvimos solos, porque cruzamos la cordillera y el mundo entero quería hablar con nosotros. Lo único que hicimos fue estar solos, conectados con la naturaleza, aprendiendo que las cosas posibles demoran un rato y las imposibles solo un ratito más.
Pulverizamos todos los límites hasta ese momento conocidos, en esas circunstancias no sabíamos que habían límites, pero no me siento distinto a ninguna persona que vive en el mundo.
¿Cómo toma el ser considerado un héroe?
No me considero un héroe ni nada que se le parezca, héroes son las personas que viven los 365 días del año enfrentando la adversidad, una madre que tiene que salir a buscar agua a 40 kilómetros, a encontrar comida y tener que cobijarse después que le pasó un tsunami por arriba.
Estuvimos tres meses aislados del mundo, pero se pudo, a 5 mil metros de altura, a 40 grados bajo cero, a 40 grados de calor, por 73 noches, todo eso fue el hombre contra la naturaleza y cuando aprendes a conocerla se hace previsible, llegas a conectarte con tu propia naturaleza y aprendes a fluir en ella.
“Las cosas posibles demoran un rato y las imposibles solo un ratito más”.
¿Qué enseñanza nos puede compartir de la experiencia en los Andes?
A mí no me enseñó nada los Andes, todas las personas sabemos, pero se pierde la capacidad de conectarse con la información y el conocimiento interior que está en nuestro ADN; una madre caminaba por siglos sin saber qué hacer con un dolor de parto, bajaba a un río y paría, se lavaba y caminaba de vuelta, todo lo hacía intuitivamente, todos esos datos están acumulados en nuestros adentros; lo que pasa, es que hoy por medio del miedo o la necesidad de aprobación y no sentir rechazo, dudamos de esa voz interior que de niños escuchábamos.
No todo el mundo que mira ve, esa capacidad de distinguir es innata del hombre pero se ha perdido, por eso, lo bueno es saber que si aprendemos a conectarnos con nuestro interior, es de la piel hacia adentro.
¿Cómo ve a la sociedad actual?
El ser humano viene a la vida para aprender y darse cuenta; a los 18 años eres incendiario y a los 40 bombero, eso es vivir, la gente que dice siempre fui así, es un ingenuo que no tiene la capacidad de darse cuenta que hay que cambiar la manera de percibir. A medida que la vida avanza, se ven las cosas desde distinto lugar, de niños varias cosas parecían utopías, hoy son posibles si realmente haces lo que se requiera, lo necesario y sin excusas.
Lo más importante es estar presente, acortar la distancia que separa la mente del corazón, en ese lugar donde se vibra de una manera distinta. La vibración de la mente con un electro encefalograma es 5 mil veces menos potente que la energía emocional que produce el corazón, se habla con la mente y la mente es lineal, cuando te conectas con el amor, que es la energía más grande, no hay nada que te detenga.
En la actualidad, la crisis en el mundo no es la corrupción, esa hubo siempre, en el mundo globalizado de hoy, el problema es la impunidad; porque está bien que la gente haga las cosas mal y se equivoque, pero, después debe aceptar las consecuencias de sus actos y pagar en la sociedad la pena que tenga que pagar; sin embargo, las personas ven que hacer las cosas bien o mal da lo mismo, entonces hacen las cosas mal, porque tienen otro rédito o beneficio.
“El éxito no es el destino, es disfrutar el viaje, estar presente cada instante, vivir intensamente el aquí, el ahora, con todos los sentidos”.
¿Cómo conectar la mente y el corazón?
Lo primero que tienes que hacer es aprender a amar, para amar primero tienes que quererte y respetarte, aspectos que hoy se han perdido y que se debe empezar a recuperar de a poco. El verdadero liderazgo en la vida tiene que estar basado en principios y valores como el respeto, el amor y ponerlos; es decir, si hace falta amor, pongo amor; si hace falta puntualidad, llego temprano; si hace falta alegría, pongo alegría; si hace falta compromiso, me comprometo.
¿cómo sería una familia, un país o una empresa, donde la gente es feliz por poner lo que falta?; pero lo que hacemos es hablar del que no hace; usamos de ejemplo, el mal ejemplo, entonces se contagia esta crisis de valores, de principios y la gente deja de hacer.
¿Por qué cuesta tanto aprender?
Hay tres acciones mágicas que abren todas las puertas, pero para eso hay que bajarse del caballo de la soberbia, la arrogancia y la omnipotencia, para subirse al petizo de la humildad, comprendiendo que humildad es una palabra que viene de humus; es decir, hay que pisar en la tierra, donde no soy más, ni menos; si tú puedes, yo puedo.
Lo primero que debes aceptar es que solo no puedes y debes tener la capacidad de pedir ayuda; la segunda es pedir perdón cuando te equivoques, todos nos equivocamos ¿por qué no pedir perdón, quizás por soberbia, por orgullo, porque él o ella nunca lo pidió?; y lo más importante y lo más escaso es la gratitud, que es necesaria expresarla todos lo días.
En los Andes, aprendí que el estado de carencia y abundancia no tiene nada que ver con lo que pasa alrededor mío, es solo un estado mental. En la montaña, despojados de todo, en un infierno de soledad, de abandono, de frío, de muerte, fuimos plenamente felices, porque vivimos cada segundo como si fuera el último, dando lo máximo de cada uno, luego, los segundos se transformaron en horas, las horas en días, los días (73 días) en semanas, las semanas en meses, si nos hubieran dicho que íbamos a estar en la cordillera en esas condiciones, moríamos el primer día, pero agradecimos la vida.
“La gratitud hay que expresarla todos lo días, en los Andes aprendí, que el estado de carencia y abundancia no tiene nada que ver con lo que pasa alrededor mío, es solo un estado mental”.
Cada persona vive su propia realidad y puede costar aceptarla ¿Qué hacer?
Cuando me peleo con mi realidad, con lo que ocurre, sufro y me siento mal; pero, por más que sufra y me queje, nada cambia. Si aceptas las cosas que ocurren y en lugar de quejarte, agradeces, eso impulsa a tomar acción y agregar valor que mejore tu metro cuadro. La función del ser humano en la vida es recibir algo de una manera y entregarla un poco mejor.
En la cordillera de los Andes tuvimos que construir una sociedad solidaria, las normas aparecían y desaparecían por si solas, pero, la primera regla era que estaba prohibido quejarse, el único objetivo que teníamos era vivir y lo logramos, porque transformamos el yo en nosotros, bajando el ego y buscando cuáles son las cosas que te ayudan a ser parte de la solución.
En una situación adversa ¿cómo se debería actuar?
La mente está programada para boicotearte, para anularte, para aniquilarte, la educaron desde pequeños para eso, con el miedo, el no vas a poder, eres un burro, no sirves para nada. A la mente no hay que escucharla, deja que pasen todos los primeros pensamientos que te dicen no puedes, te vas a morir, es imposible, nadie te quiere, eso no es verdad; después, conéctate con tu sincero deseo y en lugar de preguntarte el por qué, que te lleva a la parálisis y análisis, pregúntate el cómo, cómo hago para subir, cómo hago para ser o sobrevivir; el cómo, te impulsa a la acción, que es lo único que produce resultados en la vida.
En medio de la montaña y la situación difícil que vivieron ¿cómo lograron mantenerse unidos y qué fue lo más difícil?
Lo primero fue el sentido común, en una montaña ubicada en un glaciar, a 4 500 metros de altura donde hay hielo de hace 5 mil años, que nunca fue pisada por el hombre y no hay vida de ningún tipo, la única manera de poder enfrentar ese escenario era estar todos juntos, abrazados, pegándonos golpes toda la noche, apretándonos, con una estufita a 37 grados para minimizar la agresión del frío y la temperatura, por eso, construimos un intersticio de brazos, de piernas y cuerpos que se apretaban para juntos enfrentar la muerte, lo que hizo que la vida fuera más fuerte.
Todo el mundo piensa que lo más difícil fue decir qué se comía (en el accidente aéreo de los Andes, los sobrevivientes se alimentaron de carne humana) y esa fue una decisión lógica, fue muy duro, tuvimos que vencer tabúes psicológicos, fisiológicos, religiosos y culturales, pero era claro que había que elegir entre la vida y la muerte; para vivir había que ser valiente, atravesar el miedo, el dolor y hacer cosas diferentes para tener resultados distintos, sin bajarse de los valores y los principios.
Por eso digo con esta historia que no es una tragedia y tiene mucho de tragedia, no es un milagro y tiene mucho de milagro, es una historia de amor, solidaridad, amistad y vocación de servicio, y estas cosas están al alcance de todas las personas, en cualquier momento, no se compran, no se venden, solo se sienten y después se comparten.
¿Cómo honrar la vida?
Yo no sé cómo debería ser la gente, porque la gente tiene que vivir la vida que siente, ese es el problema de hoy, la gente dice que sí cuando quiere decir no, hace lo que no le gusta por buscar aprobación o por baja autoestima, porque todo el mundo lo hace y no sabe quién es, o lo que quiere en la vida, yo, lo primero que aprendí es lo que no quiero más, porque probé y no me gustó, el error y el fracaso son mentira, no existen, solo existe el aprendizaje, el discernir, el darse cuenta, el poder elegir.
Santo Tomas decía: hacerlo todo y elegir lo bueno, tienes que ir probando, ensayando, hay mucha gente que da el ejemplo y muchas otras el mal ejemplo, y dices eso yo no lo hago, eso se llama identificación, donde la experiencia de otra persona me sirve a mí.
En la actualidad, en un mundo globalizado la gente está totalmente desconectada, se conecta con el lejos y se desconecta del adentro, perdió la conexión con su propia naturaleza, la capacidad de pensar, discernir, discrepar, discutir; es todo un me gusta frío, hueco y cuando no sé algo, pregunto a Google y se asume como la verdad absoluta, pero, sobre el mismo tema o pregunta, existen mil respuestas, todas distintas y ahí también debes discernir.
“Lo primero que aprendí es lo que no quiero más,… el error y el fracaso son mentira, no existen, solo existe el aprendizaje, el discernir, el darse cuenta, el poder elegir”.
En sus conferencias ¿de qué manera se conecta con el público?
Para mí es muy fácil hablar con un presidente de la república o con el barrendero de la calle, no le hablo al rol que desempeña, le hablo al corazón de la persona que tengo en frente porque todos sentimos, miedo, dolor, tristeza, alegría, en eso somos hermanos, somos iguales, después la mente nos separa.
¿Algo adicional que compartir?
No pierdan la oportunidad de sorprenderse, la capacidad de aprender cosas nuevas, dejen de escucharse, cuando callas tu mente escuchas a personas que tienen cosas para contar, para aprender, y el maestro aparece cuando el discípulo está dispuesto; si vives permeable, receptivo y dispuesto, el mundo se expande, vives en estado de gracia, gratitud y abundancia; cuando te quejas, te conectas en la carencia, sufres, tienes dolor y es más difícil lograr lo que te propones, porque tú mismo te boicoteas.
Todo lo que logré, lo hice porque cuando me caí en los Andes, me di cuenta que el Dios en el que yo creo, es un Dios bondadoso que quiere lo mejor para todos, por eso a todos da lo mismo, solo tenemos que estar dispuestos a encontrarlo.
“Si quieres sufrir súbete a la mente, si quieres disfrutar conéctate con el corazón”.